No es el optimismo del gurú, ni el futuro mejor, lo que nos mueve. Es el absurdo impulso vital que sigue contra todo, incluso contra el sentido común, y vence.
Algunos parecen anularlo. Pero a esa mano que dirige la pistola hacia la sien, la mueve el impulso vital. Quizás el mayor impulso vital de todos, ese de querer salirse de una cárcel.
Así están hechos nuestros pedazos. Los cementerios están llenos de antiguo impulso vital resplandeciente, mágica luz que sólo algunos pueden ver.